Hoy desde lo más profundo de mi alma, desde las entrañas de mi cuerpo y desde lo más recóndito de mi intimidad humana y divina convoco e invoco a toda la energía femenina del mundo, a la que ha existido, existe y existirá, imploro a cada mujer de cada rincón del planeta, a la fervorosa y a la indiferente, a la dulce y a la amarga, a la puritana y a la pagana, a la dadivosa y a la tacaña, a la alegre y a la triste, a la leal y a la infiel, a la sabia y a la torpe, a la cordial y a la burda, a la maldita y a la bendita, a la humillada y a la exaltada, a la violada y a la complacida, a la abandonada y a la protegida, a la dolida y a la bendecida, a todas las mujeres muertas y a todas las mujeres vivas, a toda mujer que somos todas una y una todas a la vez, a ellas y a las que un día lloraron por no poder aprender a tocar saxofón porque el universo las necesitaba hablando y cantando. Y decreto que en todas ellas vibrará el nacimiento de una oración de luz por todos los que nacidos de ellas y de los que habiendo llegado al vientre no llegaron a ver esta luz que nos invade, para que los existidos y los que existirán hallen el alivio y la esperanza, esa que parece inexistente en los niños y niñas huérfanos que están surgiendo llenos de sangre, como brota la arena junto al mar a causa de la guerra en Medio Oriente y en Europa del Este, para que el AMOR invada de formas inesperadas sus vidas y con ello la de muchos otros incluyendo a todos de los que aquí clamé. Esta es una plegaria de paz y de salud mundial. Hagamos que cada día sea el de celebrar eso de lo que viviríamos todos DEL DIA DEL AMOR.