«No sabemos lo que queremos y aun así somos responsables de lo que somos, eso es un hecho»
A diario estamos tomando decisiones en cada aspecto de nuestra vida y con ello estamos afectando nuestra salud, en todas sus dimensiones, mental, emocional, física y espiritual. En este artículo hablaremos de la maravilla de descubrir la magia de cada estación del año para vivir el gozo la armonía nutritiva que cada una manifiesta.
Ya he hablado acerca de los motivos saludables de comer bien y esta vez me enfocaré en compartirles los beneficios de comer según las estaciones del año.
Como he compartido en diversas ocasiones, todos hacemos parte del ecosistema del planeta tierra y con ello del ciclo virtuoso de él. Comer de acuerdo a las estaciones del año o con los alimentos de cada temporada no solo complementa el ritmo cíclico de nuestro cuerpo, sino que también armoniza nuestra salud integral, la salud económica local y beneficia al medio ambiente.
He compartido también que soy una viajera frecuente y lo que les diré a continuación también hace parte de la experiencia armonizadora que he vivido al desplazarme a diferentes puntos cardinales con diversos climas y alimentos. Comer los alimentos de temporada o los cultivados en áreas cercanas a cada uno de nosotros nos representa múltiples beneficios:
Por ejemplo, esto favorece el microbioma intestinal diverso ya que nosotros, la temperatura de nuestro cuerpo y los alimentos cambian con cada estación y al variar la ingesta de ingredientes, alimentamos, una variedad de bacterias beneficiosas que habitan dentro de nuestro sistema, fortaleciendo así nuestra inmunidad, potenciando una mejor salud general y un mayor poder de adaptación.
Los alimentos de cada temporada son ricos en nutrientes, y estos gozan de mayor potencia antes de haber cumplido las 24 horas de haber sido cosechados, es decir, que consumir alimentos locales nos permite comerlos cuando aún están vivos ya que los relojes internos de estos siguen trabajando en la metabolización de nutrientes pero van perdiendo propiedades después del primer día de haber sido cortados. A mayor cercanía a estos productos alimenticios, mayor será la potencia de su valor nutricional y de otros beneficios en nuestra salud.
Cuando las frutas y verduras que consumimos son del mercado local suelen favorecer el menor uso de productos químicos, porque tendrán la posibilidad de ser cosechadas en su mejor punto de maduración, ya que al viajar cortas distancias impide que sean cortadas antes de concluir este proceso y además no se usarán productos químicos para procurar mantenerlas “frescas”
Los productos alimenticios de temporada apoyan no solo al medio ambiente sino también a nuestra comunidad cercana, ya que ayuda a garantizar que las personas y las familias del entorno en donde nos encontramos gocen de una mejor economía con la venta de los productos que cultivan, y además nos permite saber con más facilidad cómo los han manipulado y cómo han sido tratados los trabajadores que cultivan nuestras frutas y verduras.
Hacer parte del ciclo virtuoso y no vicioso de la naturaleza nos permite sintonizar y celebrar con ella y con el entorno que nos rodea. La madre tierra es supremamente inteligente y nos da en cada cosecha los alimentos con los nutrientes que necesitamos incluso para cada clima, si hace frío nos dará calor, si hace calor nos dará frescura, es una forma de comunicarnos el secreto de su armonía, así que sincronizarnos con ella favorece nuestro bolsillo y el buen estado de nuestra salud integral.
Con las estaciones, así no sean muy marcadas como es el caso de américa del sur, no solo cambian el tinte y el croma de los colores en la naturaleza, también ocurren otros procesos mágicos e inteligentes que nos permiten ser parte de esta adaptación en cuanto a nutrición se trata.
En primavera la energía brota a la superficie de la tierra y las plantas verdes germinan, se desarrollan y crecen. Nuestro cuerpo puede desear alimentos que favorezcan la desintoxicación natural del organismo y los procesos digestivos. Alimentos como la ortiga, los espárragos, las lechugas tiernas, las hojas de diente de león y los brotes, pueden ayudarnos con eso.
En verano el aire es pesado y caliente, las plantas están abiertas y hay abundancia de luz solar; es la época más cálida del año. Las plantas están depositando energía en sus frutos, que pueden ser refrescantes e hidratantes de forma natural. Algunos de los alimentos de los que podríamos antojarnos en esta época pueden ser el mango, el melón, el tomate, el calabacín o el pimentón.
En el otoño las hojas empiezan a caerse de los árboles, el clima se enfría un poco y la energía de las plantas va hacia su interior. Recolectar y empezar a nutrirnos con alimentos más robustos ayudarán al cuerpo a adaptarse a este clima y a liberar el calor de la estación anterior. Las verduras de hoja oscura, las cebollas, la calabaza, la zanahoria, los nabos son opciones grandiosas para equilibrar el cuerpo con el clima de la época.
El invierno es la estación más fría del año y merma el brote y el crecimiento de los alimentos. La energía de la vida desciende a las raíces y es un gran momento para disfrutar de sopas, o guisos calientes con verduras de raíz . Requeriremos algo de inmunidad para protegernos de los fríos intensos, será clave entonces consumir frutas cítricas ricas en vitamina C, como la guayaba, la naranja o la mandarina, también el ajo aporta compuestos que favorecerán nuestro sistema inmunitario.
«No sabemos lo que queremos y aun así somos responsables de lo que somos» no solo es un hecho y una frase filosófica de Jean Paul Sartre, es también una premisa diaria de nutrición inteligente, ya que todo lo que nos brinda la naturaleza para alimentarnos holísticamente, es tan evidentemente perfecto que en ocasiones no lo vemos y cuando lo descubrimos nos puede sorprender por obvio.
¿Sabías que todos nosotros también somos de los colores de las estaciones? luego conversaremos acerca de esa área de la armonía de la naturaleza en nuestra piel, ojos y pelo.
Podemos vivir sin saber qué queremos, pero abrir la mente y los ojos ante la madre naturaleza nos ayudará a irlo descubriendo más intuitiva pero inteligente y rápidamente.
No estamos solos y cierro con estos dos preceptos de adaptación en términos de nutrición y bienestar: 1. Su salud es su negocio más grande y 2. El amor su mejor terapia.
Vivir en armonía con el universo es vivir lleno de alegría, amor y abundancia. Quien vive en armonía no teme la soledad.